¿En qué salimos ganando?
Podemos resumir las ventajas de esta nueva forma de evaluar en los siguientes puntos:

- Simplificación del proceso
- Reconocimiento de méritos: Se valoran las contribuciones más significativas, no toda la producción acumulada (acreditaciones)
- Adecuación de los méritos requeridos a la duración de la etapa inicial de la carrera académica (acreditaciones)
- Principio de veracidad: El sistema se basa en la confianza, lo que no significa ausencia de consecuencias si se comete fraude. Ya no es necesario presentar certificados de cada mérito, tendiendo a la desburocratización del sistema, una novedad importante en nuestro país
- Apuesta por la ciencia abierta, tal como se establece en la LOSU y en la LCTI
- Inclusividad y diversidad: Amplia variedad de méritos a evaluar, en contraposición al modelo anterior, muy centrado en publicar papers y acumular horas de docencia. Esto facilita que personas con caminos profesionales distintos puedan llegar a la acreditación estatal. Los 30 puntos en actividad científica siguen teniendo un peso muy importante, pero se valoran más actividades. Así, se valorará el grado de multidisciplinariedad o interdisciplinariedad de las contribuciones, y la publicación en lenguas distintas al inglés
- Variedad de indicadores (cuantitativos y cualitativos): La eliminación del cuartil del centro de la evaluación y la apertura de fuentes no es equivalente a una eliminación de filtros, sino que propicia que quien estaba al límite pueda sumar con algún otro mérito y alcanzar sus objetivos
- Conciliación: Exenciones para pausas en la carrera por motivos justificados
